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LA NEUROPLASTlClDAD Y SU INFLUENCIA EN LA PEDAGOGÍA

Publicado: 2013-04-24

Todo lo que nos hace humanos: recuerdos, afectos, valores, conocimientos, etc.,  están tallados en una telaraña de 100.000 millones de neuronas donde cada una puede conectarse con hasta otras 10.000. Se sabe que las neuronas "conversan" entre sí a través de zonas de unión llamadas sinapsis, donde un axón toma contacto con una dendrita o con el cuerpo de otra. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, se forman redes en nuestro cerebro a partir de neuronas que se comunican entre ellas a través de estructuras que permiten el pase de señales de una neurona a otra (sinapsis). Una mejor comunicación entre neuronas está dada por un paso más eficiente de estas señales.

En términos prácticos, la neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para regenerarse en ciertas  zonas (que corresponden a ciertas funciones mentales), que son ejercitadas con mayor frecuencia. Veamos. Hasta hace unas décadas se pensaba que las neuronas eran las únicas células de nuestro organismo que, una vez muertas, ya no volvían a nacer. Sin embargo, investigaciones reciente de la neurociencia demostraron que existen excepciones en cuanto a la regeneración neuronal.

Los más conocidos experimentos son sin duda, los realizados con los taxistas de Londres y con los violinistas alemanes. Los primeros realizados por  Eleanor Maguire con dichos taxistas (1), en el cual se confirmo que aumentaba su hipocampo al tener que memorizar un complejo callejero. El segundo fue llevado a cabo por Thomas Elbert con los mencionados violinistas (2), quienes incrementaban la región de la corteza cerebral  que controla los dedos de la mano izquierda.

Veamos, Es famosa la calidad del servicio que ofrecen los taxistas de Londres, a pesar de que esta ciudad es una de las más intrincadas en calles y rutas. Al estudiar la estructura neuronal de una muestra estadística de ellos se descubrió que la zona correspondiente a la memoria espacial se había desarrollado de una manera inusual. La explicación era clara, dichos taxistas, tenían que memorizar cantidades inmensas de las características de las rutas por donde se desplazaban. Consecuentemente, al ejercitar esas zonas del cerebro, las sinapsis (conexiones neuronales) se regeneraban, en lugar de deteriorarse. Respecto a los estudios con los músicos alemanes, se enseñó a la mitad de un grupo de voluntarios a tocar una pieza de piano con cinco dedos. Se observó que el entrenamiento continuo conllevó un aumento en la región correspondiente a la corteza motora que era responsable de mover esos dedos.

Sin embargo, lo alentador es que la neuroplasticidad  no sólo se circunscribe a personas adultas, en las cuales la regeneración celular, y por ende neuronal, va decreciendo, sino en todas las edades y actividades de la vida. Es precisamente, en la educación donde la neurociencia ofrece las más alentadoras posibilidades. En efecto, la certeza de que el deterioro neuronal era irreversible, llevaba a asumir a los psicopedagogos que la falta de estímulos (nutricionales, afectivos y cognitivos), producía daños irreparables.

Dicha certeza ha perdido peso con los descubrimientos de la neuroplasticidad. Hoy está comprobado que las zonas de cerebro que más se utilizan o ejercitan se repotencian y desarrollan en el estudiante. Entonces, la perspectiva del educador debe cambiar radicalmente. En primer lugar la visión pesimista de que los niños desnutridos o maltratados serán afectados para toda la vida en su aspecto cognitivo y en su aspecto emocional no es tan cierto.

Es muy probable en ese sentido, que la llamada resiliencia (capacidad para tener éxito, a pesar de los golpes de la vida), se explique en gran parte por la neuroplasticidad. En efecto, algunos niños (con expectativas de superación) no se resignan a aceptar sus limitaciones, y por el contrario, se aferran denodadamente a la convicción de que sí pueden aprender, y efectivamente llegan a aprender. Pero el proceso no es tan sencillo. En la práctica lo que ha sucedido es que han estado ejercitando las zonas neuronales correspondientes y, éstas, aún no habiendo sido estimuladas en los primeros años, comienzan a repotenciarse generando nuevas habilidades cognitivas.

Como manifestaba, esto es sumamente importante, pues los educadores dejarán de resignarse, por ejemplo, a que un estudiante malnutrido en su infancia jamás podrá aprender. Por el contrario, sí recibe la motivación adecuada, este niño o adolescente pondrá todos sus esfuerzos para aprender, claro está respetando sus ritmos y estilos de aprendizaje. En este sentido, además de la estimulación cognitiva, los criterios de evaluación en los docentes y en las instituciones educativas deberán flexibilizarse y diversificarse a fin de darles a los estudiantes el mayor número de oportunidades para demostrar sus avances. Debemos tener muy presente que, más importante que  la nota que se coloque a un alumno, es el aprendizaje que éste logró.

Por ello, insistimos, los docentes debemos desterrar de nuestra mentalidad la pesimista idea que si el estudiante no fue convenientemente estimulado desde su nacimiento hasta los seis o siete años, entonces ya será sumamente difícil que aprenda después de esa edad. Por ello es necesario actualizarse permanentemente en los avances de las ciencias soportes de la educación, como por ejemplo, la psicopedagogía, y especialmente en los descubrimientos de la NEUROCIENCIA, considerada la ciencia del social del futuro, pues está renovando muchos de los conceptos establecidos en pedagogía y en otras ramas.

Todo lo que nos hace humanos: recuerdos, afectos, valores, conocimientos, etc.,  están tallados en una telaraña de 100.000 millones de neuronas donde cada una puede conectarse con hasta otras 10.000. Se sabe que las neuronas "conversan" entre sí a través de zonas de unión llamadas sinapsis, donde un axón toma contacto con una dendrita o con el cuerpo de otra. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, se forman redes en nuestro cerebro a partir de neuronas que se comunican entre ellas a través de estructuras que permiten el pase de señales de una neurona a otra (sinapsis). Una mejor comunicación entre neuronas está dada por un paso más eficiente de estas señales.En términos prácticos, la neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para regenerarse en ciertas  zonas (que corresponden a ciertas funciones mentales), que son ejercitadas con mayor frecuencia. Veamos. Hasta hace unas décadas se pensaba que las neuronas eran las únicas células de nuestro organismo que, una vez muertas, ya no volvían a nacer. Sin embargo, investigaciones reciente de la neurociencia demostraron que existen excepciones en cuanto a la regeneración neuronal. Los más conocidos experimentos son sin duda, los realizados con los taxistas de Londres y con los violinistas alemanes. Los primeros realizados por  Eleanor Maguire con dichos taxistas (1), en el cual se confirmo que aumentaba su hipocampo al tener que memorizar un complejo callejero. El segundo fue llevado a cabo por Thomas Elbert con los mencionados violinistas (2), quienes incrementaban la región de la corteza cerebral  que controla los dedos de la mano izquierda.   Veamos, Es famosa la calidad del servicio que ofrecen los taxistas de Londres, a pesar de que esta ciudad es una de las más intrincadas en calles y rutas. Al estudiar la estructura neuronal de una muestra estadística de ellos se descubrió que la zona correspondiente a la memoria espacial se había desarrollado de una manera inusual. La explicación era clara, dichos taxistas, tenían que memorizar cantidades inmensas de las características de las rutas por donde se desplazaban. Consecuentemente, al ejercitar esas zonas del cerebro, las sinapsis (conexiones neuronales) se regeneraban, en lugar de deteriorarse. Respecto a los estudios con los músicos alemanes, se enseñó a la mitad de un grupo de voluntarios a tocar una pieza de piano con cinco dedos. Se observó que el entrenamiento continuo conllevó un aumento en la región correspondiente a la corteza motora que era responsable de mover esos dedos.Sin embargo, lo alentador es que la neuroplasticidad  no sólo se circunscribe a personas adultas, en las cuales la regeneración celular, y por ende neuronal, va decreciendo, sino en todas las edades y actividades de la vida. Es precisamente, en la educación donde la neurociencia ofrece las más alentadoras posibilidades. En efecto, la certeza de que el deterioro neuronal era irreversible, llevaba a asumir a los psicopedagogos que la falta de estímulos (nutricionales, afectivos y cognitivos), producía daños irreparables.Dicha certeza ha perdido peso con los descubrimientos de la neuroplasticidad. Hoy está comprobado que las zonas de cerebro que más se utilizan o ejercitan se repotencian y desarrollan en el estudiante. Entonces, la perspectiva del educador debe cambiar radicalmente. En primer lugar la visión pesimista de que los niños desnutridos o maltratados serán afectados para toda la vida en su aspecto cognitivo y en su aspecto emocional no es tan cierto. Es muy probable en ese sentido, que la llamada resiliencia (capacidad para tener éxito, a pesar de los golpes de la vida), se explique en gran parte por la neuroplasticidad. En efecto, algunos niños (con expectativas de superación) no se resignan a aceptar sus limitaciones, y por el contrario, se aferran denodadamente a la convicción de que sí pueden aprender, y efectivamente llegan a aprender. Pero el proceso no es tan sencillo. En la práctica lo que ha sucedido es que han estado ejercitando las zonas neuronales correspondientes y, éstas, aún no habiendo sido estimuladas en los primeros años, comienzan a repotenciarse generando nuevas habilidades cognitivas. Como manifestaba, esto es sumamente importante, pues los educadores dejarán de resignarse, por ejemplo, a que un estudiante malnutrido en su infancia jamás podrá aprender. Por el contrario, sí recibe la motivación adecuada, este niño o adolescente pondrá todos sus esfuerzos para aprender, claro está respetando sus ritmos y estilos de aprendizaje. En este sentido, además de la estimulación cognitiva, los criterios de evaluación en los docentes y en las instituciones educativas deberán flexibilizarse y diversificarse a fin de darles a los estudiantes el mayor número de oportunidades para demostrar sus avances. Debemos tener muy presente que, más importante que  la nota que se coloque a un alumno, es el aprendizaje que éste logró. Por ello, insistimos, los docentes debemos desterrar de nuestra mentalidad la pesimista idea que si el estudiante no fue convenientemente estimulado desde su nacimiento hasta los seis o siete años, entonces ya será sumamente difícil que aprenda después de esa edad. Por ello es necesario actualizarse permanentemente en los avances de las ciencias soportes de la educación, como por ejemplo, la psicopedagogía, y especialmente en los descubrimientos de la NEUROCIENCIA, considerada la ciencia del social del futuro, pues está renovando muchos de los conceptos establecidos en pedagogía y en otras ramas.


Escrito por

Billy Crisanto Seminario

Buscador incansable de la verdad. Temperamental y apasionado. Deprimido a ratos, sin embargo me llena de dicha contemplar las estrellas. Cuando me siento mal vuelo al mundo de la fantasía donde encuentro a mi musa a quien colmo de amor y luego...simplemente es


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marginal777

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