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EL PAPEL DE LA ESCUELA PARA FRENAR LA DELINCUENCIA JUVENIL

Publicado: 2013-01-15

En algunas tribus africanas el paso de la infancia a la adultez se realiza mediante una serie de rituales o pruebas donde el aspirante debe demostrar su preparación y su valor. Superadas éstas, el joven adquiere algunas libertades, pero también las correspondientes responsabilidades propias de la vida adulta. Al no existir un símil en occidente, se ha creado una etapa intermedia llamada adolescencia. No obstante en ella, la desbocada intensidad emocional termina por generar una serie de inseguridades y contradicciones. El caso se agrava en hogares donde, en lugar del afecto y de la orientación, indispensables en la niñez y en la adolescencia, sólo se recibe maltrato y abandono.

El tema ha cobrado vigencia en las últimas semanas en nuestro medio, a raíz de las avezadas acciones protagonizadas por delincuentes juveniles, como por ejemplo el sanguinario “Gringasho”. Muchos proponen resolver el problema con penas y regímenes carcelarios más drásticos. Aunque medidas como ésta pueden disuadirlos, sólo se trata de aisladas recetas represivas que no atacan las raíces del problema. Así pareció entenderlo el Ministro de Justicia, quien hace unos días visitó los distritos de “El Porvenir” y “La Esperanza” (dos de las zonas más peligrosas de Trujillo), donde  constató el deplorable entorno familiar y educativo donde crecen muchos de los futuros delincuentes. En efecto, quienes ejercemos la docencia en zonas proliferadas por pandilleros y asaltantes, sabemos de lo crucial que resulta el trabajo pedagógico para enrumbar a estos jóvenes por las sendas del bien.

Veamos. La realidad demuestra que son generalmente las madres (esposas de prontuariados delincuentes) quienes en un primer momento quieren sacar a sus hijos del  círculo vicioso del delito. Para lograrlo los matriculan en la escuela. La mayoría de ellos termina su Primaria, e incluso pasan a la Secundaria. Precisamente la etapa decisiva para no caer en el mundo delictivo es durante los primeros grados de este último nivel educativo. Si logran llegar a cuarto grado ya han dado un paso importante para tener claro que es mucho mejor estudiar y/o trabajar antes que delinquir. En el caso de las niñas los resultados son más contundentes. Llegadas a quinto de secundaria, ya no habrá marcha atrás. La mayoría emigrará (generalmente a Lima) para trabajar, e incluso algunas continuarán estudios superiores.

Volviendo al tema de los rituales de paso a la adultez reseñados al inicio, después de trabajar muchos años en los últimos grados de secundaria he evidenciado que, guardando las distancias con aquellos rituales, es la ceremonia y la fiesta promocional la que consolida su inserción ciudadana. Basta un seguimiento en las redes sociales para constatar la enorme significatividad que tiene para ellos dicho acontecimiento. Tanto así que lo siguen recordando después de muchos años. Debo aclarar, sin embargo, que la ceremonia en sí misma no basta, ésta sólo otorga el carácter simbólico que interioriza el triunfo del joven sobre las adversidades y sobre los problemas familiares (entre ellos la delincuencia). Es fundamental el trabajo educativo desde los primeros grados para que el adolescente no abandone la escuela.

Insisto, los sujetos como “Gringasho”  han desertado de la escuela en la secundaria. Es altamente probable que no encontraran la motivación de sus profesores para  revertir las raíces de resentimiento familiar, y las tendencias delictivas del entorno. Se debe realizar todo un trabajo integral de orientación, de generarles una buena  autoestima, y de práctica de valores en estos jóvenes. En este propósito es fundamental el trabajo profesional del área de psicología con el fin de restañar las heridas que traen consigo estos muchachos, pues de lo contrario se manifestarán en actitudes agresivas y violentas.

No hay que olvidar tampoco la importancia de las áreas y actividades que fomenten la creatividad, y del deporte. Por ejemplo, los talleres y concursos de poesía, de dibujo, de teatro, de música y de deporte, se convierten en ejercicios de catarsis que encausan la energía desbordante de éstos muchachos. Esto no será posible si no existe una mentalidad abierta y un entusiasmo en los docentes. Al respecto en mi colegio me contaron una anécdota muy buena. Cierta vez un alumno se presenta ante el director quejándose de que el profesor de arte lo ha jalado injustamente. El director (con mucho tino y perspicacia), le indica que dibuje a uno de los profesores presentes. El parecido entre el dibujo y la fisonomía del profesor es tan sorprendente que el jerarca determina que el estudiante sea aprobado.

La moraleja es clara, la educación debe cumplir, por lo menos dos funciones fundamentales para que se torne atractiva y eficaz, de tal forma que los alumnos lleguen a quinto de secundaria y (en la ceremonia promocional) consoliden su victoria educativa. La primera es priorizar el aspecto formativo sobre el informativo (o cognitivo), y la segunda,  descubrir y desarrollar los talentos y habilidades de los jóvenes estudiantes. Si al menos cumplimos estos dos propósitos habremos realizado un valioso trabajo para arrancar a los muchachos de las garras del delito que aguarda a que el alumno se aburra, para que patee el tablero y siga el nefasto camino de la delincuencia juvenil.


Escrito por

Billy Crisanto Seminario

Buscador incansable de la verdad. Temperamental y apasionado. Deprimido a ratos, sin embargo me llena de dicha contemplar las estrellas. Cuando me siento mal vuelo al mundo de la fantasía donde encuentro a mi musa a quien colmo de amor y luego...simplemente es


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marginal777

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