AUSENCIA Y PROMESA
Desesperadamente te estoy buscando mujer de los silencios prolongados y de las sonrisas insinuantes.
En la calma de la madrugada me concentro para escucharte y el cosmos me devuelve tu ausencia multiplicada por mil.
Lejanos están las caminatas por aquel verde parque donde nuestros niños (futuros) jugaban despreocupadamente, como traviesos cómplices de nuestros robados besos.
Por la fuerza de nuestro amor, esas calles deben extrañar nuestras voces y a tu risa de nena engreída de papá.
Cuando juramos enfrentamos al mundo, para salvar nuestros sueños. Esos sueños y esos recuerdos aún por crear.
Tus futuras e inconfesables ansias de niña grande.
Tu amor eternamente posible y eternamente promesa.
Sí los destinos obedecen a un plan divino, debes regresar a mi (y yo a ti), pues al Dios del Amor no le gusta el la tristeza. Espérame entonces, en esa banca donde acaricie incansablemente tus cabellos y donde un "Te amo" fue la letra más celestial del más sobrecogedor poema. Espera, pues aunque mis cabellos se teñirán de nieve, y mi rostro se cubrirá de surcos, mi corazón seguirá latiendo como la primera vez que nos sumergimos en el absoluto. Espera cielo de mis plegarias que los milagros existen, y retornaré a ese nuestro parque, y volverán a jugar los niños...